Investigadores responsables Andrew Webb, Rukmini Becerra

Políticas de Reconocimiento, Prácticas Estatales e Interculturalidad


Observar las posibles brechas de rendimiento de alumnos indígenas y no indígenas a través del Simce fue el primer objetivo que se trazaron los investigadores Andrew Webb, Andrea Canales y Rukmini Becerra. Al poco tiempo, se dieron cuenta de que, al realizar un análisis a nivel nacional, las inequidades que aparecían eran en gran parte explicables por razones socioeconómicas y no étnicas. Por lo tanto, comenzaron a enfocarse en escuelas de alta composición indígena en la Región de La Araucanía. Se seleccionaron cuatro colegios, municipales y particulares subvencionados, de Villarrica, Temuco y Pitrufquén. Allí, coligieron, las brechas se expandieron. “En política pública hay varias formas de observar segregación. Una de estas es la disimilitud que más o menos consiste en ver cuántos niños dentro de una comuna tendrían que cambiarse de escuela para que fuera pareja la distribución de indígena y no indígena, y revisar cuánto influye esto”, explica Webb. A grandes rasgos, se halló que, en las escuelas de alta composición indígena, se expande una inequidad que a nivel nacional se ve camuflada por las brechas de carácter socioeconómico.

En una segunda etapa se realizó un trabajo cualitativo con el fin de revisar cuál era la situación de estas escuelas de alta composición indígena, y cuán conscientes están sus funcionarios de que trabajar en ese contexto podría tener efectos perjudiciales con respecto al rendimiento. “Las personas por el resguardo de las leyes antidiscriminación son muy reacias a contestar si se les pregunta si podría haber algún efecto sobre los rendimientos por el contexto de alta composición indígena. Un contexto indígena afecta el rendimiento, pero persiste una negación del racismo”, asevera Andrew Webb. A partir de las entrevistas se evidenció que los apoderados y niños mapuche sienten aislamiento y problemas de estereotipos. “En un colegio donde hay estudiantes no mapuche, las expectativas son que vayan a la universidad, que sigan estudiando; en cambio, en las escuelas donde la mayoría de los alumnos son mapuche, el clima es diferente. Los profesores, aunque no lo digan explícitamente, dicen que los niños no quieren estar en el colegio, que son flojos y que terminarán el cuarto medio por cumplir”, agrega Rukmini Becerra.

Las entrevistas arrojaron, por último, que los apoderados se sienten poco apoyados por la escuela. Hablamos de familias que tienen pocas opciones y que se quedan con la escuela que está más cerca, a 20 o 40 km. No perciben discriminación, pero sí poco apoyo.